miércoles, 18 de julio de 2012

Miércoles 18/7

Tercer día de campamento. 
Si ayer mencionábamos que los niños habían llegado pronto, hoy lo contrario. Al parecer el bus (o el colectivo para los niños) se ha roto y el conductor ha tenido que arreglarlo por el camino. La jornada campamentil (si se me permite la expresión) ha comenzado con el "buenos días"  y la lectura de un exteeeeenso cuento (tres párrafos pueden convertirse en tres horas) en el que el buen doctor Sanis Saludakis enseñaba a los niños que las hamburguesas y las patatas fritas en exceso pueden hacerles enfermar y que para librarse de esa misma enfermedad no hay nada como la alegría de un niño, sus ganas de jugar y todo ello complementado con una dieta equilibrada. La aparición en el cuento de unas "brujas negras" aun nos tiene intrigados. 


La primera y mejor noticia del día la ha protagonizado Blanca. Tras unos momentos de tensión por culpa de la incompetencia de la Complutense hemos sabido que Blanca ha sido admitida en Bellas Artes, su primera elección y la carrera soñada desde hace muchos años. Le deseamos toda la suerte del mundo en su artístico futuro.

Los monitores astronautas habíamos planeado para hoy una gymkana para todo el día en la que los chicos se entrenaban para ser buenos y exitosos astronautas. Nuestro particular sistema de entrenamiento, y por el que la NASA ya ha mostrado interés, constaba de cinco stands en el que cada uno se trabajan las diferentes cualidades del perfecto astronauta: rapidez, habilidad, higiene, equilibrio y un buen intelecto. ¡Qué sugerentes ehhh! La sorpresa del día ha sido nada más y nada menos que...¡ha sido un éxito!. Los hasta ahora indómitos niños astronautas han entrado en la dinámica del campamento y no solo se han divertido muchísimo sino que han sabido aprender, se han motivado y han realizado las actividades sin dispersarse. Tiene más mérito del que parece y hemos acabado el día con la autoestima por el Espacio. Podemos destacar el afeitado de globos, la guerra de esterillas supersónicas a lo alto de dos sillas, el limbo espacial, las carreras esquivando los temibles rayos láser (tranquilos, era solo cuerda) y los imaginativos retratos que cada niños ha hecho de su extraterrestre ideal.




Hoy el Circo tuvo como protagonista al Payaso Pérez cuya vejez le había hecho olvidar todos los chistes que conocía, por lo que necesitó la ayuda de nuestros niños para que fuera capaz de hacer reír de nuevo. Así, tras duras negociaciones con alguno de ellos, conseguimos pintarles a todos la cara para que se metieran en el papel de payasos. Toda la mañana giraba en torno a la risa y el viejo payaso consiguió fieles discípulos en el campo payasil.



Para almorzar hemos degustado unos exquisitos bocadillos del más refinado, y por supuesto caro, paté que existe en Argentina. De todas formas, tras toda una mañana a tope, cualquier alimento equivale a néctar y ambrosía.

Por la tarde, en cambio, teníamos preparado un juego de mesa con muchas pruebas, en el que Magos, Domadores, Trapecistas, Malabaristas y Payasos competían por ser los que más puntos ganasen. Para ello, no han faltado adivinanzas, furor, rebanadas de pan, preguntas rebote, preguntas trampa, superretos entre todos los equipos y por supuesto, el hit número 1 del invierno argentino: "el Himno del Circo".
El juego fue todo un éxito durante más de una hora y media y, aunque en un principio el juego duraría hasta el final de la jornada, no nos dimos cuenta de lo difícil que sería mantener a 30 niños sentados alrededor de un tablero esperando su turno. Nada que el fútbol no pueda solucionar.



En una jugada maestra que pasará a los anales de la Historia, los comandantes Astronautas han conseguido unir a todos sus grumetillos (había algún intento de deserción entre sus filas) frente a un enemigo en común: la gente del circo. Todo ha concluido con una temible batalla de gritos en los que los chicos trataban de imponer su grito. ("Los del circo son los mejores"/"Los del circo son los peores"). En ese juego hemos despedido a nuestras fierecillas hasta mañana.



Siguiendo a rajatabla nuestro horario, hemos comido seguido de una minisiesta de 15 minutos para, a continuación, revisar el día. Hemos aprovechado para discutir los pormenores de  nuestro futuro viaje a las Cataratas de Iguazú.

Por si esto fuera poco, nos ha visitado un entrenador (Quique) provisto de una tortura china que hacía llamar fitness. Nuestros abdominales jamás habían soportado tanto esfuerzo. Desde luego que nos acordaremos de él cuando las agujetas pasen factura.

Por casi último, queríamos agradecer a Jime su apoyo, ayuda y amor durante toda nuestra estancia aquí, en Argentina. Hoy se ha personado con nuestras sudaderas limpias y dobladas. Todo una delicia.

Como ha reflexionado la filósofa Cristina, la jornada Suk'il dura 48 horas: el día de campamento, con todo lo que ello conlleva y el día Clanpiriña. El problema es que solo dormimos las horas que corresponderían a un día normal. Conclusión: necesitamos ingentes cantidades de café aguado para poder sobrellevar el trepidante ritmo de nuestra experiencia.

Buenas noches, seguiremos informando. Un abrazo a todos.

Clanpiriña

4 comentarios:

  1. Querida Blanca: ENHORABUENA!!!!
    Juan

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  2. Hola chicos.
    Me encanta vuestro blog. Muchas gracias por tenernos tan bien informados. La verdad es que me admira todo lo que estais haciendo, con tantas actividades, y sobre todo el entusiasmo y la ilusión con que lo haceis.
    Un beso a todos

    Inés (madre de Alvaro Gil)

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  3. Enhorabuena!!! Sois unos cracks!! Qué envidia!! Que siga todo igual de bien. ¿Dónde me paunto al curso acelerado de astronauta? Abrazos

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  4. Gracias chicos por compartir estos dìas con nosotros y nuestros niños. Es un privilegio tenerlos aquì. No hacemos màs que tratar que se sientan còmodos y a gusto en nuestro Colegio!!

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